Encontrados 22 resultados para: fiestas

  • como un rebaño de reses consagradas, como el rebaño reunido en Jerusalén, en las fiestas solemnes. Así se llenarán de un rebaño humano vuestras ciudades en ruinas, y se sabrá que yo soy Yahveh. (Ezequiel 36, 38)

  • En los pleitos serán ellos los jueces; juzgarán conforme a mi derecho; observarán en todas mis fiestas mis leyes y preceptos, y santificarán mis sábados. (Ezequiel 44, 24)

  • El príncipe se encargará de los holocaustos, de la oblación y de la libación en las fiestas, novilunios y sábados, en todas las solemnidades de la casa de Israel. El proveerá lo necesario para el sacrificio por el pecado, para la oblación, el holocausto y los sacrificios de comunión, para la expiación de la casa de Israel. (Ezequiel 45, 17)

  • En las fiestas y solemnidades, la oblación será de una medida por novillo, de una medida por carnero, por los corderos a discreción, y de aceite, un sextario por medida. (Ezequiel 46, 11)

  • Haré cesar todo su regocijo, sus fiestas, sus novilunios, sus sábados, y todas sus solemnidades. (Oseas 2, 13)

  • Yo detesto, desprecio vuestras fiestas, no me gusta el olor de vuestras reuniones solemnes. (Amós 5, 21)

  • ¡He aquí por los montes los pies del mensajero de buenas nuevas, el que anuncia la paz! Celebra tus fiestas, Judá, cumple tus votos, porque no volverá a pasar por ti Belial: ha sido extirpado totalmente. (Nahún 2, 1)

  • He aquí que yo voy a romper vuestro brazo, os echaré estiércol a la cara, el estiércol de vuestras fiestas, y seréis aventados con él. (Malaquías 2, 3)

  • «Era un hombre rico que vestía de púrpura y lino, y celebraba todos los días espléndidas fiestas. (Lucas 16, 19)

  • Por tanto, que nadie os critique por cuestiones de comida o bebida, o a propósito de fiestas, de novilunios o sábados. (Colosenses 2, 16)


“Pobres e desafortunadas as almas que se envolvem no turbilhão de preocupações deste mundo. Quanto mais amam o mundo, mais suas paixões crescem, mais queimam de desejos, mais se tornam incapazes de atingir seus objetivos. E vêm, então, as inquietações, as impaciências e terríveis sofrimentos profundos, pois seus corações não palpitam com a caridade e o amor. Rezemos por essas almas desafortunadas e miseráveis, para que Jesus, em Sua infinita misericórdia, possa perdoá-las e conduzi-las a Ele.” São Padre Pio de Pietrelcina