Encontrados 205 resultados para: resurrección de los muertos

  • Cerca ya del fin decía así: «Es preferible morir a manos de hombres con la esperanza que Dios otorga de ser resucitados de nuevo por él; para ti, en cambio, no habrá resurrección a la vida.» (II Macabeos 7, 14)

  • 20.500 infantes fueron muertos y seiscientos jinetes. (II Macabeos 10, 31)

  • Entonces encontraron bajo las túnicas de cada uno de los muertos objetos consagrados a los ídolos de Yamnia, que la Ley prohíbe a los judíos. Fue entonces evidente para todos por qué motivo habían sucumbido aquellos hombres. (II Macabeos 12, 40)

  • Después de haber reunido entre sus hombres cerca de 2.000 dracmas, las mandó a Jerusalén para ofrecer un sacrificio por el pecado, obrando muy hermosa y noblemente, pensando en la resurrección. (II Macabeos 12, 43)

  • Pues de no esperar que los soldados caídos resucitarían, habría sido superfluo y necio rogar por los muertos; (II Macabeos 12, 44)

  • Por eso mandó hacer este sacrificio expiatorio en favor de los muertos, para que quedaran liberados del pecado. (II Macabeos 12, 46)

  • porque a muchos ha hecho caer muertos, robustos eran todos los que ella mató. (Proverbios 7, 26)

  • Felicité a los muertos que ya perecieron, más que a los vivos que aún viven. (Eclesiastés 4, 2)

  • Eso es lo peor de todo cuanto pasa bajo el sol: que haya un destino común para todos, y así el corazón de los humanos está lleno de maldad y hay locura en sus corazones mientras viven, y su final ¡con los muertos! (Eclesiastés 9, 3)

  • Porque los vivos saben que han de morir, pero los muertos no saben nada, y no hay ya paga para ellos, pues se perdió su memoria. (Eclesiastés 9, 5)

  • Después serán cadáveres despreciables, objeto de ultraje entre los muertos para siempre. Porque el Señor los quebrará lanzándolos de cabeza, sin habla, los sacudirá de sus cimientos; quedarán totalmentes asolados, sumidos en el dolor, y su recuerdo se perderá. (Sabiduría 4, 19)

  • Todos a la vez contaban con muertos innumerables abatidos por un mismo género de muerte. Los vivos no se bastaban a darles sepultura, como que, de un solo golpe, había caído la flor de su descendencia. (Sabiduría 18, 12)


“O Anjo de Deus não nos abandona jamais.” São Padre Pio de Pietrelcina