Encontrados 684 resultados para: adoración en espíritu y en verdad

  • que la gracia, la misericordia y la paz de Dios Padre y de Jesucristo, el Hijo del Padre, estén con nosotros, junto con la verdad y el amor. (II Juan 1, 3)

  • Me he alegrado grandemente al encontrar que tus hijos caminan en la verdad, conforme al mandamiento recibido del Padre. (II Juan 1, 4)

  • Yo, el presbítero, al queridísimo Gayo, a quien quiero de verdad. (III Juan 1, 1)

  • Me he alegrado mucho cuando han llegado los hermanos y han testificado que te mantienes firme en la verdad. (III Juan 1, 3)

  • Mi mayor alegría está en oír que mis hijos caminan en la verdad. (III Juan 1, 4)

  • Es nuestro deber acoger a estos hombres, para ser así cooperadores de la verdad. (III Juan 1, 8)

  • En cuanto a Demetrio, todo el mundo da testimonio de él, aun la misma verdad. Nosotros mismos damos testimonio de él, y tú sabes que nuestro testimonio es verdadero. (III Juan 1, 12)

  • Estos son los que provocan discordias, hombres sensuales, privados del Espíritu. (Judas 1, 19)

  • Vosotros, en cambio, queridos, asentaos en el cimiento de vuestra santa fe, orad en el Espíritu Santo; (Judas 1, 20)

  • El que tenga oídos que oiga lo que el Espíritu dice a las Iglesias. Al vencedor le daré a comer del árbol de la vida, que está en el paraíso de Dios. (Apocalipsis 2, 7)

  • El que tenga oídos que oiga lo que el Espíritu dice a las Iglesias. El vencedor no será víctima de la segunda muerte. (Apocalipsis 2, 11)

  • El que tenga oídos que oiga lo que el Espíritu dice a las Iglesias. Al vencedor le daré el maná escondido y una piedra blanca, y en la piedra escribiré un nombre nuevo, que sólo conoce el que la recibe. (Apocalipsis 2, 17)


“Pobres e desafortunadas as almas que se envolvem no turbilhão de preocupações deste mundo. Quanto mais amam o mundo, mais suas paixões crescem, mais queimam de desejos, mais se tornam incapazes de atingir seus objetivos. E vêm, então, as inquietações, as impaciências e terríveis sofrimentos profundos, pois seus corações não palpitam com a caridade e o amor. Rezemos por essas almas desafortunadas e miseráveis, para que Jesus, em Sua infinita misericórdia, possa perdoá-las e conduzi-las a Ele.” São Padre Pio de Pietrelcina