Encontrados 320 resultados para: amistad con el mundo

  • Si habéis muerto con Cristo a los elementos del mundo, ¿por qué os sometéis como si todavía fueseis del mundo a preceptos como: (Colosenses 2, 20)

  • Esta doctrina es digna de crédito y debe ser aceptada sin reserva: que Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores, el primero de los cuales soy yo. (I Timoteo 1, 15)

  • Y sin duda alguna es grande el misterio de nuestra religión: "Que se ha manifestado como hombre, ha sido acreditado por el Espíritu, se ha mostrado a los ángeles, ha sido anunciado a las naciones, creído en el mundo, elevado a la gloria". (I Timoteo 3, 16)

  • Nada hemos traído a este mundo, y nada nos llevaremos de él. (I Timoteo 6, 7)

  • A los ricos de este mundo recomiéndales que no sean orgullosos y que no pongan su esperanza en las riquezas caducas, sino en Dios, que nos provee abundantemente de todas las cosas para que disfrutemos de ellas; (I Timoteo 6, 17)

  • pues Dimas, llevado por el amor a las cosas de este mundo, me ha abadonado y se ha marchado a Tesalónica; Crescente se ha ido a Galacia, y Tito a Dalmacia. (II Timoteo 4, 10)

  • que no hablen mal de nadie, que sean pacíficos, comprensivos y sumamente amables con todo el mundo. (Tito 3, 2)

  • Y de nuevo, cuando introdujo al Primogénito en el mundo, dijo: Que le adoren todos los ángeles de Dios. (Hebreos 1, 6)

  • Porque, de hecho, no sometió a los ángeles el mundo venidero, del cual hablamos. (Hebreos 2, 5)

  • Entremos, pues, nosotros, que hemos creído, en el descanso, según lo que dijo: Y juré en mi indignación: ¡No entrarán jamás en mi descanso! Las obras de Dios ya estaban acabadas desde la creación del mundo. (Hebreos 4, 3)

  • que saborearon la dulzura de la palabra de Dios y las maravillas del mundo venidero (Hebreos 6, 5)

  • porque, de otro modo, hubiese tenido que padecer muchas veces desde la creación del mundo; pero ahora se ha manifestado una sola vez, al fin de los tiempos, para abolir el pecado por su sacrificio. (Hebreos 9, 26)


“Feliz a alma que atinge o nível de perfeição que Deus deseja!” São Padre Pio de Pietrelcina