Encontrados 238 resultados para: monte

  • Fue sepultado en el territorio de su propiedad, en Timná Séraj, que está en la montaña de Efraín, al norte del monte Gaas. (Josué 24, 30)

  • y lo enterraron en su propio territorio de Timná Séraj, en la montaña de Efraín, al norte del monte Gaas; (Jueces 2, 9)

  • Ella mandó llamar a Barac, hijo de Abinoán, de Cades, en Neftalí, y le dijo: "El Señor, Dios de Israel, ha ordenado esto: Vete al monte Tabor y toma contigo diez mil hombres de la tribu de Neftalí y Zabulón. (Jueces 4, 6)

  • Sísara, al enterarse de que Barac, hijo de Abinoán, había subido al monte Tabor, (Jueces 4, 12)

  • Débora dijo a Barac: "Levántate, éste es el día en que el Señor entregará a Sísara en tus manos. ¿No va el Señor delante de ti?". Y Barac dejó el monte Tabor con sus diez mil hombres. (Jueces 4, 14)

  • Cuando Jotán lo supo, fue a situarse en la cumbre del monte Garizín, levantó su voz y dijo: "¡Oídme, nobles de Siquén, y que Dios os escuche! (Jueces 9, 7)

  • subió con su gente al monte Salmón. Abimelec agarró un hacha, cortó una rama de un árbol, la levantó y la puso sobre sus espaldas. Y dijo a su gente: "Haced rápidamente lo mismo que me habéis visto hacer a mí". (Jueces 9, 48)

  • Murió y fue sepultado en la tierra de Efraín, en el monte de Salín. (Jueces 12, 15)

  • Sansón estuvo acostado hasta medianoche; a medianoche se levantó, cogió las dos hojas de las puertas de la ciudad, con los postes y el cerrojo, se las echó al hombro y se las llevó a la cima del monte que está frente por frente de Hebrón. (Jueces 16, 3)

  • Cuando ella, montada sobre un asno, bajaba por la espesura del monte, David y sus hombres bajaban frente a ella, y se encontró con ellos. (I Samuel 25, 20)

  • Los filisteos libraron batalla con Israel, y los israelitas huyeron ante los filisteos y cayeron muertos en gran número en el monte Gelboé. (I Samuel 31, 1)

  • Al día siguiente, los filisteos fueron a despojar a los caídos y encontraron a Saúl y a sus tres hijos en el monte Gelboé. (I Samuel 31, 8)


“A divina bondade não só não rejeita as almas arrependidas, como também vai em busca das almas teimosas”. São Padre Pio de Pietrelcina