Encontrados 289 resultados para: mundo

  • Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que viene de Dios, para que conozcamos lo que Dios generosamente nos ha dado. (I Corintios 2, 12)

  • Nadie se engañe a sí mismo. Si alguno entre vosotros piensa que es sabio según la sabiduría de este mundo, que se haga necio para llegar a ser sabio. (I Corintios 3, 18)

  • Porque la sabiduría de este mundo es necedad ante Dios, como dice la Escritura: Atrapa a los sabios en su astucia. (I Corintios 3, 19)

  • Pablo, Apolo, Cefas, el mundo, la vida, la muerte, el presente y el futuro, todo es vuestro; (I Corintios 3, 22)

  • Pues creo que Dios nos ha presentado a nosotros, los apóstoles, como lo último, como condenados a muerte, porque hemos llegado a ser el espectáculo del mundo, de los ángeles y de los hombres. (I Corintios 4, 9)

  • nos calumnian, y respondemos con bondad. Hemos sido hasta ahora como basura del mundo, como desecho de todos. (I Corintios 4, 13)

  • pero no me refería, de un modo absoluto, a todos los lujuriosos de este mundo, a todos los avaros, ladrones o idólatras, pues en tal caso tendríais que salir de este mundo. (I Corintios 5, 10)

  • ¿No sabéis que los creyentes juzgarán al mundo? Pues si vais a juzgar al mundo, ¿seréis incapaces de juzgar causas más pequeñas? (I Corintios 6, 2)

  • los que gozan del mundo, como si no disfrutasen; porque este mundo que contemplamos está para acabar. (I Corintios 7, 31)

  • El casado se preocupa de las cosas del mundo y de cómo agradar a la mujer; está, pues, dividido. (I Corintios 7, 33)

  • La mujer no casada y la joven soltera se preocupan de las cosas del Señor, y se consagran a él en cuerpo y alma. Pero la que está casada se preocupa de las cosas del mundo y de cómo agradar a su marido. (I Corintios 7, 34)

  • Viniendo, pues, a lo de la comida de las carnes ofrecidas en sacrificio a los ídolos, sabemos que los ídolos no son nada en el mundo y que no hay más Dios que uno solo. (I Corintios 8, 4)


“Quanto maiores forem os dons, maior deve ser sua humildade, lembrando de que tudo lhe foi dado como empréstimo.” São Padre Pio de Pietrelcina