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  • Dios hizo dos lumbreras grandes, la mayor para gobierno del día, y la menor para gobierno de la noche, y las estrellas. (Génesis 1, 16)

  • Dios creó los grandes monstruos marinos, todos los seres vivientes que se mueven y pululan en las aguas según su especie, y el mundo volátil según su especie. Vio Dios que esto estaba bien. (Génesis 1, 21)

  • Y se dijeron unos a otros: "Ea, hagamos ladrillos y cozámoslos al fuego". Se sirvieron de los ladrillos en lugar de piedras, y de betún en lugar de argamasa. (Génesis 11, 3)

  • Pero el Señor castigó con grandes plagas al Faraón y a su casa por lo de Saray, la mujer de Abrán. (Génesis 12, 17)

  • Los habitantes de Sodoma eran unos malvados y grandes pecadores contra el Señor. (Génesis 13, 13)

  • El Señor dijo: "Las quejas contra Sodoma y Gomorra son muy grandes, y su pecado, muy grave. (Génesis 18, 20)

  • pues hemos venido aquí para destruir este lugar porque las quejas contra él ante el Señor son muy grandes, y el Señor nos ha enviado para destruirlo". (Génesis 19, 13)

  • y dijo a su gente: "Recoged piedras". Ellos recogieron piedras e hicieron un montón, y allí, sobre el montón, comieron. (Génesis 31, 46)

  • Y añadió: "Aquí están este montón de piedras y esta estela que he levantado entre los dos. (Génesis 31, 51)

  • Este montón de piedras y esta estela son testigos de que yo no los traspasaré en tu dirección ni tú en la mía para hacernos daño. (Génesis 31, 52)

  • Imponedme una dote alta y grandes regalos; os daré lo que me digáis, pero dadme la joven por mujer". (Génesis 34, 12)

  • Cuando llegaron a la era de Atad, al otro lado del Jordán, hicieron grandes y solemnes funerales; y José guardó por su padre un luto de siete días. (Génesis 50, 10)


“Pobres e desafortunadas as almas que se envolvem no turbilhão de preocupações deste mundo. Quanto mais amam o mundo, mais suas paixões crescem, mais queimam de desejos, mais se tornam incapazes de atingir seus objetivos. E vêm, então, as inquietações, as impaciências e terríveis sofrimentos profundos, pois seus corações não palpitam com a caridade e o amor. Rezemos por essas almas desafortunadas e miseráveis, para que Jesus, em Sua infinita misericórdia, possa perdoá-las e conduzi-las a Ele.” São Padre Pio de Pietrelcina