1. Salmo. De David. De Yahveh es la tierra y cuanto hay en ella, el orbe y los que en él habitan;

2. que él lo fundó sobre los mares, él lo asentó sobre los ríos.

3. ¿Quién subirá al monte de Yahveh?, ¿quién podrá estar en su recinto santo?

4. El de manos limpias y puro corazón, el que a la vanidad no lleva su alma, ni con engaño jura.

5. El logrará la bendición de Yahveh, la justicia del Dios de su salvación.

6. Tal es la raza de los que le buscan, los que van tras tu rostro, oh Dios de Jacob.

7. ¡Puertas, levantad vuestros dinteles, alzaos, portones antiguos, para que entre el rey de la gloria!

8. ¿Quién es ese rey de gloria? Yahveh, el fuerte, el valiente, Yahveh, valiente en la batalla.

9. ¡Puertas, levantad vuestros dinteles, alzaos, portones antiguos, para que entre el rey de la gloria!

10. ¿Quién es ese rey de gloria? Yahveh Sebaot, él es el rey de gloria. Pausa





“Não queremos aceitar o fato de que o sofrimento é necessário para nossa alma e de que a cruz deve ser o nosso pão cotidiano. Assim como o corpo precisa ser nutrido, também a alma precisa da cruz, dia a dia, para purificá-la e desapegá-la das coisas terrenas. Não queremos entender que Deus não quer e não pode salvar-nos nem santificar-nos sem a cruz. Quanto mais Ele chama uma alma a Si, mais a santifica por meio da cruz.” São Padre Pio de Pietrelcina