1. Del maestro de coro. Para instrumentos de cuerda. En octava. Salmo. De David.

2. Yahveh, no me corrijas en tu cólera, en tu furor no me castigues.

3. Tenme piedad, Yahveh, que estoy sin fuerzas, sáname, Yahveh, que mis huesos están desmoronados,

4. desmoronada totalmente mi alma, y tú, Yahveh, ¿hasta cuándo?

5. Vuélvete, Yahveh, recobra mi alma, sálvame, por tu amor.

6. Porque, en la muerte, nadie de ti se acuerda; en el seol, ¿quién te puede alabar?

7. Estoy extenuado de gemir, baño mi lecho cada noche, inundo de lágrimas mi cama;

8. mi ojo está corroído por el tedio, ha envejecido entre opresores.

9. Apartaos de mí todos los malvados, pues Yahveh ha oído la voz de mis sollozos.

10. Yahveh ha oído mi súplica, Yahveh acoge mi oración.

11. ¡Todos mis enemigos, confusos, aterrados, retrocedan, súbitamente confundidos!





“Reze pelos infiéis, pelos fervorosos, pelo Papa e por todas as necessidades espirituais e temporais da Santa Igreja, nossa terna mãe. E faça uma oração especial por todos os que trabalham para a salvação das almas e para a glória do nosso Pai celeste.” São Padre Pio de Pietrelcina